La virgen santísima, este es uno de los que se ha resistido
años y años y años y años, pero ni siquiera puedo echarme la culpa, porque hay
veces que los cabrones de los escritores escriben para complicarnos la vida, y
este es uno de esos casos. No me extraña que no pudiese con él en su momento, y
que se necesite tanta fuerza de voluntad para con él...
Pero a fin de cuentas, es música, y cuando comprendes eso,
el libro suena de otra manera. No se lo recomendaría a mi peor enemigo, pero
del cabrito de Kerouac siempre se aprenden cosas, sobre todo si sabes cómo
hacerlo. Y si además tienes una cuenta pendiente, mejor que mejor. Así que ya
está, cuando tenía que estar. Sinceramente, me alegro, rediós...
PD: por ahí dicen que la portada original es esta, y supongo
que así será, porque el mío, heredado, siempre ha sido rojo sangre.